El territorio actual del municipio fue albergue de una tribu indígena comandada por un cacique chibcha, los indios que moraban en el caserío y en sus dependencias se llamaban los garaguas. En 1539 cuando el conquistador español Gonzalo Jiménez de Quesada ya habiendo ocupado a Muequetá y Bacatá, tuvo noticias por referencias de los indios del dominio del Zipa de las famosas minas de esmeralda de Somondoco, propiedad del cacique sumindoco. Emprendió la expedición hacia el norte pasando por Guatavita, Sesquilé, Chocontá y Turmeque. En esta población Jimenez de Quesada permaneció algunos días y desde aquí envió al capitán Pedro Fernández de Valenzuela a que tomara nota precisa de la joya tan codiciada por los españoles. Fernández regresó trayendo un informe favorable. Quesada partió en busca de las minas y tropezaron en el camino con algunos poblados indígenas como Boyacá, Tibaná y Tenza. De allí se encaminaron finalmente a Garagoa y Obeita, donde hicieron alto, por encontrarse cerca de las minas de esmeralda.